Turbios.

Una muy buena clienta de mi viejo. Aspecto de abuela simpática, con un ojo dormido, portadora de una chauchera gruesa. Llegaba todas las tardes y mañanas por su habitual compra. Mi vieja le hablaba hueas de viejas, en fin, una vieja normal. Con quince años de edad llegue a donde la famosa “tia”. Si, era la vieja que les hablaba, vendía paraguas como enferma, y de la prensada mas toxica que puedan encontrar. Turbia.
El sábado pasado presenciamos hueas turbias, nadie cacha que mierda paso. Conocimos a un negro boricua, hijo de un diplomático, que andaba trayendo la chaqueta mas flyte que he visto, echándole la foca a nuestro amigo bala, que a su ves mantiene una pelea sospechosa, espesa, con su prima del alma. Una pelea turbia, que por lo que apreciábamos era hasta la muerte. Todo mal.
Con tanta turbiedad, la huea se puso de moda, todos terminamos turbios, guardando proporciones, obvio. Otros aprovecharon de seguir siendo aun más turbios. No los vimos más.
Ya en la casa del zana, analizando el asunto de la forma más chistosa: raja de curados
Haciendo una amnistía tasita: curaos pero no turbios. Aunye!.

l.d.50 goticos pero no turbios.

Gracias, pero no quiero ser turbio. Madera!.


Wawa.